martes, 11 de diciembre de 2007

CÓMO INFLUYEN MIS EMOCIONES EN EL ESTUDIO Y EL APRENDIZAJE

APRENDER TAMBIÉN ES EMOCIONANTE...

Las emociones juegan un papel muy importante en nuestros estudios y nuestro aprendizaje, en todas las etapas de la vida -la escolar, la universitaria y la del aprendizaje permanente a que hoy nos obligan las responsabilidades profesionales y ejecutivas.



Como es natural, hay emociones que favorecerán nuestro aprendizaje, y hay otras que lo perjudican o lo obstaculizan. A priori, podríamos decir que estados anímicos como la alegría, el entusiasmo o el coraje nos impulsan con la energía emocional adecuada para llevar adelante con eficiencia cualquier proceso de aprendizaje. Y estados anímicos como la tristeza, el miedo o la cólera perturban, obstaculizan o incluso pueden llegar a invalidar el proceso de aprendizaje.



En una segunda lectura, podemos advertir que la intensidad de una misma emoción puede convertirla en positiva o negativa para distintas actividades.



Por ejemplo: un atleta puede tener un determinado nivel de ansiedad que puede mejorar su perfomance. Pero si tiene mucha ansiedad, no alcanzará su máximo nivel. Un actor puede ser estimulado por la ansiedad, y así mejorar su actuación, pero si esa ansiedad se convierte en miedo, al salir al escenario saldrá disminuído. Lo mismo puede ocurrir ante un examen, o ante una presentación en público, o ante la elaboración un informe, etc.



Hay cuatro niveles en los que nuestros estados emocionales pueden afectar nuestro aprendizaje:



1) En una etapa inicial (predisposición, motivación, interés)



2) En una etapa intermedia (perseverancia, persistencia, regularidad del estudio)



3) En una etapa de obstáculos (manejo de, de las dificultades, de la frustración o de la adversidad)



4) En una etapa final (equilibrio emocional en el examen de nuestros conocimientos o en la aplicación de los mismos).



Elba L. Menecier

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